martes, 9 de noviembre de 2010

Situación ambiental en la serranía de Abibe (Urabá)

Situación ambiental en  la serranía de Abibe 
 La serranía de Abibe constituye la prolongación final de la cordillera occidental al no­roccidente de Colombia. Punto natural de encuentro entre el Caribe y el Pacífico colombiano con Centro­américa, donde viven los indígenas Embera Katío, quienes de manera ancestral han coexistido con el bosque y lo han enriquecido con sus prácticas tradicionales. Este binomio gente - bosque, ha garantizado que se conserve un corredor de vida y de “servicios” en medio de una de las colonizaciones más fuertes en el trópico húmedo del continente americano: la transformación de las tierras húmedas de cativales3 en el eje bananero y ganadero de Urabá.
La apropiación del territorio de Ura­bá, ha constituido el desarrollo de fuertes conflictos no sólo políticos, económicos y sociales, sino también de tipo ambiental que se expresaron en la sustitución de la cobertura de bosques de catival en las zonas de planicies marino - aluviales, cambios en el drenaje, agotamiento del agua y la degradación de los suelos por pastoreo en la zona de piedemonte de la serranía de Abibe.
La zona montañosa y escarpada, conocida como la serranía de Abibe fue el sitio donde finalmente se refugió la comunidad embera. Comprende formaciones vegetales de bosque húmedo y muy húmedo tropical, con temperatura promedio de 27,3ºC y lluvias entre los 2.795 y los 4.208 m.m. anuales, factores por los que se considera como la más importante reserva reguladora del clima y la principal fuente abastecedora de agua para la región de Urabá. Por su carácter estratégico, poco a poco fue asumida entonces como la despensa de agua y vida para una población que supera los 600.000 habitantes. Sin excepción, todos los sectores cívicos y económicos de la región avocan por propuestas para su explotación, sin importar las expectativas e intereses de las comunidades indígenas, es así como desde el Estado, Corpourabá (la entidad ambiental que regula las acciones para la gestión ambiental), las alcaldías, la propia gobernación del departamento y los gremios económicos, especialmente los made­reros, los ganaderos y los bananeros, han puesto los ojos principalmente en esta serranía, solo para satisfacer sus necesidades de madera y agua. Por su parte los indígenas no han recibido ninguna contra­prestación por su conservación y manejo.
En ese contexto, los bosques de Urabá, titulados en gran parte a las comunidades indígenas, han sido sometidos a prácticas inadecuadas para la ampliación de la frontera agrícola, a la explotación forestal, mediante la tala selectiva e indiscriminada de las especies de mayor valor comercial. Por esos motivos las comunidades embera organizadas en forma de cabildos, han estudiado estrategias y mecanismo para garantizar su pervivencia en la Serranía, lo cual incluye por supuesto asegurar la vida de los bosques. Ese ejercicio de gobierno, les ha permitido comprender que solo a través del ordenamiento del territorio de Abibe, del manejo comunitario de los bosques y de la biodiversidad será posible lograrlo, y que sus expectativas de desarrollo deberán fundamentarse en sacarle el máximo provecho al conocimiento básico y aplicado, para construir propuestas sustentadas en prácticas sostenibles que respeten y aumenten el valor de sus bosques, y que a su vez generen nuevas alternativas para el beneficio de todas las comunidades locales.
 Indígenas caminando por la serranía de Abibe (grupopraxis.blogspot.com)
Resguardo Embera “Polines” (www.radiosantafe.com/page/4/?s=antioqu)
Vista panoramica de la serranía de Abibe (grupopraxis.blogspot.com) 

Cabildo Mayor Indígena de Chigorodó
Carlos Javier Pérez Sánchez
Benjamín Castaño M.
Revista semillas


   Principales causantes del deterioro ambiental en la  Serranía de Abibe

Entre los principales causantes de la problemática ambiental de la serranía de Abibe tenemos:
·        Cultivos lícitos e ilícitos
En los últimos años se ha demostrado plenamente que los cultivos de uso ilícito afectan negativamente los ecosistemas y su biodiversidad. Estos cultivos ejercen una presión directa sobre extensas franjas de bosques y selvas, pues buena parte de ellos se localiza en áreas alejadas de la actividad productiva convencional, camuflándose en áreas boscosas.
El avance de los cultivos ilícitos por lo general implica el desplazamiento de los cultivadores a zonas de vocación forestal o a áreas protegidas, lo cual conlleva la destrucción masiva de los ecosistemas a través de la tala y quema de la vegetación boscosa, y el posterior establecimiento del cultivo, como lo que ocurre actualmente en las selvas ubicadas en cercanía  del nudo de Paramillo, donde además se encuentran asentamientos indígenas de la comunidad Embera quienes  viven con la zozobra de que los   colonos tomen algún tipo de represalias en  contra de ellos

Pero la siembra de coca en este ecosistema estratégico no difiere mucho de la de cultivos como la yuca, el plátano, el banano y otros cultivos  lícitos. En ambos casos, el cultivo causa serios impactos negativos debido al uso de técnicas y prácticas ambientalmente insostenibles, que empiezan con la tala de bosques y terminan en la ganadería o en la agricultura de monocultivo, altamente dependiente del uso de plaguicidas (insecticidas, herbicidas, fungicidas) y fertilizantes químicos.  Al ser absorbidas por la tierra, estas sustancias modifican tanto sus condiciones físico-químicas como la microbiota asociada con el suelo. Por su parte la calidad del agua se deteriora cuando los residuos de dichos químicos llegan a cuerpos hídricos, especialmente a los ríos.
Así pues que aunque los cultivos de coca son responsables de un importante porcentaje de la deforestación y de la contaminación que ocurren en Colombia, la coca no es la principal culpable de esos procesos. (Urabá en línea)
Imagen de rapachines de coca (www.radiosantafe.com/page/4/?s=antioqu)


Imagen del río de Aparatadó (blogs.utpl.edu.ec)
Cultivos de banano en Urabá (solnacientenews.blogspot.com/2010/07/los-jorn)

Por:
Luis Rodrigo Ramos
Estudiante 8° semestre de filosofía
·        Ganadería extensiva
La ganadería extensiva representa una forma ineficiente de usar la tierra, con un alto impacto ecológico y con una bajísima densidad humana, apenas superior a la que se presenta en la selva misma. Un informe de la FAO en 2005 señala el crecimiento de las explotaciones ganaderas como uno de los principales responsables de la destrucción de los bosques tropicales en América Latina.
En Colombia las áreas dedicadas a la ganadería ocupan cuatro veces más territorio que las áreas dedicadas a la agricultura. Este es el resultado de una larga historia de colonización y desplazamientos que han ido combinando la extensión de los pastizales con la baja densidad de la población campesina, en perpetuo movimiento hacia las ciudades y hacia nuevas zonas de colonización lo que se debe en gran medida al conflicto armado que se vive en nuestro país y que en Urabá no es ninguna novedad
La extensión de la ganadería al pie y falda de la serranía de Abibe ha significado el sacrificio de ecosistemas naturales y extensas zonas de selva. Ha sido causa fundamental de la deforestación y ha afectado una cantidad considerable del ecosistema.
Estos  impactos ambientales de la ganadería no se limitan a la deforestación para sembrar pastizales, sino que incluyen los daños pecuarios del pastoreo es decir: erosión y compactación del suelo; uniformidad genética al privilegiarse el monocultivo de gramíneas mediante quemas estacionales y eliminación de la sucesión vegetal por medios físicos o  químicos (herbicidas); desecación de humedales; construcción de vías de penetración; demanda creciente de madera para cercos, corrales y camiones ganaderos; contaminación del agua y el suelo por fertilizantes sintéticos y plaguicidas, emisiones de gases producidas por la quema de combustibles en el transporte terrestre y fluvial de animales vivos o de sus productos. (http://www.tni.org/policybriefings/brief28s.pdf)

Terrenos deforestados para la ganadería (www.portaldeavisos.com/Image.aspx?file=30231.jpg)

Luis Rodrigo Ramos
8° Semestre  filosofía y educación religiosa
UCN

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